jueves, 2 de junio de 2011

Las 7 etapas del luto

 
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La etapas del luto son siete y varían de persona a persona de acuerdo a su personalidad, caracter, fortaleza espiritual e ilusiones que tengan para seguir viviendo una vida y no sobreviviendo hasta el día final de sus vidas.

 
En este artículo se describirán cada una de las siete etapas del lutoy se guiará a las personas amigas o parientes de los dolientes sobre como demostrar apoyo y afecto sin caer en la lástima o compasión por la pérdida. Alguien que ha sufrido la pérdida de un ser querido no desea que las personas allegadas sientan lástima por lo que les ha ocurrido.

 
Es muy importante para los que quieren ayudar a sus amigos o familiares a pasar el trance que escuchen a los miembros de la familia doliente. No deben esperar que su apoyo los va a convertir en personas nuevas, recuperadas, sin dolor o sin sufrimiento.

 
Es cierto que cuando alguien pierde un ser querido la persona necesita ayuda sin embargo nadie puede ayudar a los dolientes a que su dolor disminuya. Cuando se atraviesa por un dolor así, la pena no se olvida pero conforme pasa el tiempo y las personas vuelven los ojos a los otros seres queridos que tienen a su alrededor pueden sentirse mejor. Nuestra función para confortar a alguien que está de luto no es convencer a la persona de que se olvide de su dolor o de su ser querido, más bien debemos ayudar a las personas a mantener un recuerdo vivo del ausente por medio de memorias agradables y de nuestras vivencias personales con el que partió.

 
1. Negación

 
La negación es la primera etapa del luto. El impacto emocional que se experimenta cuando se oye la noticia de que el ser querido murió. Es en esta etapa cuando la mente bloquea la realidad del acontecimiento. Todos los seres humanos pronuncian la palabra “No” como primera respuesta. Es una respuesta muy normal en esta etapa cuando se conoce la noticia. Ninguno de las personas que han perdido a un ser querido en esta etapa aceptan un consejo, porque la persona niega la realidad como un mecanismo de defensa. Los consejos serían inútiles en este momento. Las personas extrovertidas en esta etapa explota en forma histérica, llantos, golpes y arrojan y quiebran objetos. Podrían hacerse un daño a si mismos en medio de su desesperación. Las personas introvertidas se aíslan y huyen de las demás personas y se recluyen en un aislamiento total dentro de su dormitorio o de su casa de habitación rehusando ver a nadie. En esta primera etapa las personas que quieren brindarles el apoyo son tan invisibles a la familia doliente como el ser querido que partió. En esta etapa los amigos y familiares que quieren ayudar en alguna manera se mantienen a lado de las personas que sufren el luto en absoluto silencio y con mucha prudencia. Esta etapa de negación dura hasta que los dolientes se dan cuenta que no pueden hacer nada por reviver a la persona que se les fué y que tienen que seguir adelante. Es ahi cuando pasan a la segunda etapa.

 
2. Desorganización

 
La desorganización es la segunda etapa por la que atraviesa el doliente. En esta etapa los mayores síntomas son la distorsión de sus pensamientos y la falta de claridad mental. Es una especie de lejanía de la realidad. La persona doliente reacciona inapropiadamente a las situaciones de su vida. Sus emociones son muy bajas y pierden un poco de contacto con el mundo real. El individuo que sufre se encierra en el mundo de su dolor y expresa sus emociones a través del llanto o de una charla excesiva sobre su ser querido. Es en esta etapa que el doliente no está en condiciones de hacer decisiones importantes y por lo tanto las personas que lo están ayudando deben hacerle sugerencia que no haga ninguna decision en ese momento. La mejor ayuda que el doliente puede recibir en esta etapa es la demostración de afectos y aceptación de su estado emocional. En esta etapa al igual que en la primera el apoyo moral de los amigos y familiares es muy importante pues si éstos se alejan el dolor de la persona que está pasando por el luto aumentará. El doliente se siente muy solo en esta etapa y si los seres queridos se alejan se sentirá aún mas solo.

 
3. Enojo

 
La tercera etapa se caracteriza por la transformación de los sentimientos de tristeza en sentimientos de enojo por lo ocurrido. El doliente puede llegar hasta maldecirse a si mismo y maldecir a Dios, al desaparecido o a algún otro miembro de su familia. Esta reacción de enojo y furia surge a raíz de sus heridas emocionales y la frustración que experimentan al no poder reviver la persona que se fue. El dolientes se siente incapas de manejar sus emociones debidamente y explota con los que tiene más cerca. La persona se vuelve agresiva y no puede controlarse al contradecir a los que le rodean. Experimentan sentimientos de culpa. Esta etapa es importante pues si el doliente no puede expresar su enojo de esta manera, este enojo se convertiría e ira reprimida y podría manifestarse por medio de males fisiológicos tales como dolores de cabeza, vómitos, mareos, insomnio u otro tipo de síntomas de este tipo. No todas las personas expresan su enojo o rabia de la misma manera. Unas personas, las mas introvertidas lo hacen por medio de la depresión y el aislamiento. Lo que deben hacer las personas que quieren ayudar al doliente en esta etapa es permitirle expresar verbalmente sus emociones sin criticarlos. Dejarlos desahogarse hablando de su ser querido que han perdido. Los allegados al doliente no deben tomar en cuenta las veces que escuchen el mismo relato una y otra vez pues esta es una manera que tienen los que sufren de expresar su dolor, contando las mismas historias varias veces. En esta etapa se pierden muchos amigos y familiares por la forma agresiva en que se comportan los dolientes. Muchas veces los que tratan de ayudar se sienten heridos por las reacciones de las personas que están pasando por el dolor y otras veces se aburren de escuchar las mismas historias todos los días y deciden no volver a visitar a los dolientes por cierto tiempo.

 
4. Culpabilidad

 
En esta cuarta etapa el sentimiento de culpa se hace presente. Es en esta etapa donde el doliente recuerda con resentimiento las actividades que no se hicieron con el ser querido que se murió y se siente culpable. La persona se centra en el pasado y se siente culpable por discusiones tenidas con el que ya no está y también se siente culpable por no haber podido evitar que sus ser querido hubiera muerto. En esta etapa la persona que sufre necesita escuchar a otra persona, amiga, terapista o psicólogo palabras de consuelo que le aseguren que no hay porque sentirse culpable. La persona doliente necesita escuchar, que era designio de Dios, que fue algo que pasó que no se pudo evitar. Aún después de recibir estos consejos la persona puede seguir experimentando sentimiento de culpa. Lo que se debe hacer es escuchar con mucha paciencia y afecto al doliente para ayudarlo a perdonarse a si mismo. El doliente debe auto analizar la situación y entender que todos tenemos un destino y que no fue su culpa que la persona haya fallecido.

 
5. Soledad

 
En esta etapa el dolor se hace más profundo. En esta etapa el doliente está completamente conciente que la persona que una vez formó parte de su vida cotidiana ya no está en este mundo. El impacto de la pérdida se torna por fin en una realidad irremediable y un sentimiento de pérdida muy doloroso se apodera del doliente. Esta etapa del luto es muy peligrosa, pues el doliente sufre un gran vacío y busca desesperadamente algo con que llenarlo. Se olvidan por complete las faltas o defectos de la persona que falleció y el doliente idealiza a su ser querido con cualidades celestiales. Al tratar de llenar el vacío el doliente transfiere las cualidades celestiales del que se fué a otro ser querido buscando reemplazar al que se fué y se puede llenar de sentimientos de odio o de despecho contra la persona a la que las cualidades celestiales fueron transferidas. El escapar del dolor reemplazando al ser querido por un vicio o por otro tipo de distracción negativa o el idealizar a otra persona que sustituya al que partió no es una buena idea pues sería buscar una forma de escape al dolor. El dolor se debe sufrir sanamente y enfrentarlo para evitar otro tipo de problemas y conflictos mayores. Es muy importante que los dolientes guarden en sus corazones, mente y memoria al ser querido que se les fue sin tartar de reemplazarlo por nada ni nadie. El doliente debe entender que nada llenará ese vacío más que los recuerdos bonitos que tienen de esa persona. Los que se encuentran alrededor del doliente tiene que cuidar de la persona en esta etapa y con palabras dulces hacerlos ver sus errores sin criticarlos pero haciéndolos entender que ninguna adicción o sustituto se llevará el dolor que sienten sobre la persona que perdieron.

 
6. Alivio

 
Aunque el alivio muchas personas podrían interpretarlo negativamente, los dolientes experimentan una sensación de alivio a su dolor en una u otra forma. Si el difunto sufrió mucho antes de morir, la familia siente consuelo de saber que ya no está sufriendo. Otros dolientes sentirán un alivio financiero, si han estado pagando cuentas de hospitales y de medicos de una manera exagerada. Algunas veces el doliente se siente culpable en esta etapa del alivio. Piensan que no tienen derecho a sentir una sensación de alivio después de un golpe como el que recibieron. Los que están ayudando a los dolientes a atravesar por las etapas del luto, deben hacerlos entender que está bien que se sientan aliviados y que no se sientan egoístas cuando se siente de esta manera pues el que se fué está contento de verlos aliviados. Algunas veces los que están ayudando a los dolientes les dicen que el ser querido que se fué, desde dondequiera que esté se sentirá mas tranquilo si no los ve desesperados o llorando. Llegar a esta etapa es difícil pues muchísimas personas retroceden y vuelven a la primera o segunda etapa y no pueden aceptar la muerte de su ser querido. En esta etapa las personas aceptan un poco mejor la pérdida pero todavían sufren y lloran al ser querido sin embargo, los dolientes se aferran más a la vida que en las etapas anteriores.

 
7. Restablecimiento

 
Esta última etapa se desarrolla muy lentamente conforme el doliente aprende a manejar sus sentimientos de culpa y la negación va desapareciendo. La persona que sufrió la perdida ve el futuro con más ilusion y goza mas del presente y el recordar al ausente se les hace menos doloroso. Los que han estado al lado del doliente amigos, terapistas, consejeros, sacerdotes o pastores deben advertirle que no se precipiten a hacer planes y los ayudan a salir adelante y a superar el luto. En 1965 Gorer hizo un estudio sobre los dolientes que no superaron el luto al atravesar las etapas mencionadas presentaron síntomas de llantos repentino, insomnio, dificultades de concentración mental, falta de apetito, pérdida de memoria y adicciones a barbitúricos y a otras drogas prescritas.

 
NOTA PERSONAL:
Es importante mencionar que estas etapas se presentan no solo ante la muerte de un ser querido sino se presentan también en situaciones de "pérdida" como
  • Divorcio
  • Fin de noviazgos
  • Fin de relaciones laborales
  • Fin de relaciones amistosas de larga duración
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

  1. El camino de las lágrimas, Bucay, Jorge, Grupo Océano, México, 2003.
  2. La separación de los amantes, Caruso, Igor, Siglo XXI, México, 2005.
  3. Todo pasa... y esto pasará también, Chavez, Martha Alicia, Debolsillo, México, 2007.
  4. Divorcio Sano, Amalia Sigala Muñoz, Ediciones Urano, México, 2007

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