Nos estábamos terminandonos de asombrar con la cifra de más de 70,000 muertos (y apenas es una cifra estimada que ha sido ocultada, manipulada y nada clara -ver http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/el-sexenio-de-las-71-mil-ejecuciones-) a lo largo de este sexenio como resultado de la guerra emprendida desde la Presidencia dizque para acabar con la criminalidad organizada cuando a pocos días del segundo debate de los 4 candidatos a la presidencia comenzó otra terrible guerra igual o peor de despiadada: La guerra político-social.
Así es, parece que nuestros políticos realmente no se ven ni se sienten muy afectado por tanta masacre diaria que sucede en el país. A ellos y sus grupos de campaña, acarreados y cercanos parece que los secuestros, feminicidios, violaciones, ejecuciones, decapitados, colgados, cercenados, amenazados y desaparecidos sencillamente no les parecía ya suficiente violencia.
Cientos de niños muertos y desaparecidos. Cientos de jovencitas secuestradas, violadas y asesinadas. Cientos de mujeres asesinadas en la clandestinidad de Neza, Ecatepec, el Estado de México por completo, Chihuahua, Chiapas, Oaxaca y Ciudad Juárez. Masacres y genocidios de inmigrantes. Decenas de decapitados, cercenados y embolsados en carreteras, calles públicas y monumentos históricos. Cientos de jóvenes y niños trabajando como criminales. Policías corruptos obligados o voluntariamente trabajando para el crimen. Jueces y Magistrados torcidos. Todo eso no fue suficiente violencia ni para los políticos ni para la sociedad misma. La población en México parece público romano del coliseo: Más sangre. Más violencia. Más pelea. Más fuerza. Más dureza.
Parece que todo ese miedo y frustración de la población encontró en la contienda electoral la catarsis deseada. El punto de fuga. El pretexto para gritar, para golpear. Para decir "¡Ya basta!".
Con la psique enormemente dañada por este grotesco espectáculo de sangre, soldados y decapitados, la ciudadanía Mexicana ha dejado de sentir "algo" al ver la muerte. Le parece ahora conocida sino es que familiar. La impunidad total con que operan casi todos los grupos criminales a lo largo y ancho del país ante la vista frustrada del Gobierno mismo que creyó inocentemente que la violencia no generaría más violencia. Que los problemas de fondo de una sociedad se resuelven con soldados y balas.
Parece que nuestro amado México endureció lleno de miedo su corazón una vez más. Los políticos y empresarios detrás de esta "democracia" sencillamente no comprendieron el enorme daño que le hacen al país al promover y crear un estado fallido ahora en términos electorales.
El IFE ha demostrado una vez estar sometido a los intereses de alguien o algunos pero no de la voz popular. Emitir credenciales no le hace más demócrata que una piedra. Sencillamente como los Ministerios Públicos, da largas, da pretextos y castiga al inocente y exonera al culpable. No aplica la ley y perdona a los asesinos, a los corruptos. Por ello, la FEPADE dejó de recibir denuncias reales provenientes de ciudadanos. Es como ir a levantar un acta a cualquier agencia del Ministerio Público: Una pérdida de tiempo donde en muchos casos, el denunciante termina siendo enjuiciado.
TODOS sin excepción le entraron a esta asquerosa y terrible bien llamada también guerra. Guerra más que sucia, podrida.
El cinismo, la impunidad, el disfraz y la lucha por el poder en sí mismo resulta en realidad motivo de bastantes nauseas.
Recurriendo a TODO lo posible, sea o no legal, ético o moral, los políticos y sus ordas de devotos acarreados y grupos de apoyo hacen y dicen.
Todos le han entrado a lo vulgar, a lo sexual y sensual, a lo salvaje y bárbaro. Un candidato asesinó a balazos a un simpatizante contrario que cometió el grave pecado de quitar propaganda de un partido para poner la de otro. Otros amenazan de muerte sin empacho alguno a sus oponentes. Emplean edecanes tan sensuales para jalar el voto masculino a como de lugar. A las mujeres les dan strippers gratis en su día a cambio de apoyar al candidato. Se lanzan spots. Editan vídeos y discursos. Se hacen auto-ataques para satanizar al del otro partido. Crean miedo, odio y enojo entre la población. LA DIVIDEN cuando la división es lo menos que necesita México para salir de sus problemas, de la espiral de violencia y tragedia en que estamos sumidos. Todos se proclaman ganadores. Todos dicen hacerlo por México y para México.
¿Quien es el gran perdedor en todo esto?
EL PUEBLO DE MÉXICO. El que cuando esta excitación pase entre nuestros corruptos políticos seguirá pagando impuestos, gasolinazos, pensando cómo vivir la semana. Despierta México. Dejemos ya ese paternalismo que cree que es responsabilidad única y exclusiva de la clase política la solución de los problemas de los ciudadanos.
¿Quien gana algo de todo esto?
LOS DE SIEMPRE. Pequeños pero existentes grupos de poderosos que se ríen de lo manipulable que es la sociedad. Empresarios, Políticos que son pocos y casi invisibles pero que están ahí. Nacionales e incluso extranjeros cuyas cuentas de banco están en paraísos fiscales seguros y lejos de México. Cuyas mansiones no están sino en Miami, en Europa, en islas apenas conocidas por el ciudadano común y corriente.
El Gobierno y Ejército de otro país que vende armas, drogas, personas, lava dinero y aprovecha cada división entre la sociedad y las instituciones para tener otro pretexto para invadirnos silenciosamente o activamente en nombre de la seguridad.
Reprobable, terrible, nada democrático. Estos son los lamentable excesos del México de hoy.
Concluimos este post recordándonos a todos los Mexicanos que el cambio empieza con nosotros mismos como dijo el buen Ghandi.
Unidos podemos. Divididos caemos.
NINGUN PARTIDO NI POLITICO VALE LA PENA PARA MORIR O SUFRIR.
¡UNIDOS MEXICO, UNIDOS!
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