miércoles, 10 de septiembre de 2014

La guerra tal vez no siempre tendrá límites pero la verdadera humanidad tampoco


¿Todos los Musulmanes son asesinos? ¿El Islam y el Coran enseñan que hay que asesinar a los no Musulmanes? ¿Por qué ISIS hace lo que hace?
Toda información tiene siempre un contexto. Para comprender esa información, hay que entender todos los contextos.

En medio de cualquier guerra existen siempre 2 elementos que pueden crear mucha confusión entre los públicos neutrales o no directamente relacionados.
1. La propaganda política y militar
2. La deshumanización que grupos radicales hacen de sus adversarios

En tiempos de la Segunda Guerra Mundial se usaba la TV y cientos de carteles impresos colocados en las calles o entregados en las manos del público.
Hoy, se siguen usando los mismos medios pero además, se explota el poder, influencia y facilidad de Internet.

Los efectos de la propaganda están demostrados.
Por ello los líderes políticos y militares de ambos bandos recurrirán a la propaganda para tratar de persuadir al mayor número de personas de aliarse a su causa y atacar al otro.
Es estrategia bélica pura.

Al mismo tiempo, los conflictos armados siempre despiertan viejas rencillas entre sectores radicales que aprovechan el momento para tratar de retomar o expandir ideas contrarias a las de su adversario.
Por ello los tópicos religiosos, políticos, étnicos, territoriales siempre salen a colación.
Aquí es donde se debe tener cuidado porque mientras la propaganda es una herramienta de los Gobiernos, la deshumanización radical sucede a nivel de ciudadanos, la población civil.

Es un error pleno creer y decir que todos los alemanes son nazis, o que todos los italianos son fascistas, o que todos los judíos son sionistas, o que todos los palestinos son islamistas, o que todos los musulmanes son terroristas.
Ese es uno de los riesgos más latentes cuando la propaganda y la deshumanización han sido puestos en marcha.

El odio que muchos grupos radicales judíos y estadunidenses promueven contra todos los musulmanes es nocivo.
Tan nocivo como el odio que muchos grupos antisemitas y raciales promueven contra los judíos, los afroamericanos o los latinos.
Si a eso se añade el peso de una convicción religiosa, los resultados pueden ser terriblemente desastrosos para la convivencia humana.

Es ahí donde tenemos que tener cuidado de reconocer cuando estamos frente a información genuina y neutral o ante propaganda y campañas de deshumanización.
Es muy tentador atacar las creencias religiosas de otras personas cuando se desconoce el contexto cultural, social, histórico y político que lleva consigo toda actividad humana.

En tiempos del poderío Nazi del Hitler, un poderoso grupo económico-militar logró crear un odio irracional contra la cultura judía a quienes el promedio de la población de ese entonces conocía como "plaga" e "inferiores".
Tan implantada es esta propaganda que resulta difícil para muchos no asociar a un judío con usura, ambición y mucho dinero.

En tiempos tempranos de la vida democrática de Estados Unidos, un poderoso grupo económico-militar logró crear un odio irracional contra las personas afroamericanas a quienes el promedio de la población de ese entonces conocía como "negros" y "esclavos".
Tan implantada es esta propaganda que resulta difícil para muchos no asociar a un afroamericano con pobreza, delincuencia y rap.

En septiembre de 2001, un poderoso grupo económico-militar logró crear un odio irracional contra la cultura islámica a quienes el promedio de la población actual conoce ahora como "terroristas".
Tan implantada es esta propaganda que resulta difícil para muchos no asociar un turbante con bombas, extremismo y una bazuca al hombro.
El tiempo y las evidencias han dejado ver que esos ataques fueron realmente provocados para favorecer intereses de unos cuantos a costa de la vida de cientos de personas en ambos bandos.

Y como esos, hay muchos ejemplos más.
Lo cierto, es que independientemente de las diferencias religiosas, étnicas, culturales y políticas entre personas de diferentes pueblos y países, debemos esforzarnos por mantener nuestra humanidad.
Porque es cuando recordamos nuestra humanidad que sabemos que todos somos iguales en ese sentido y por esa sola causa somos dignos de respeto, de tolerancia y afecto.

Con o sin una religión, siempre han existido (y seguramente existirán) grupos radicales, fanáticos y extremistas que querrán imponer sus ideas a otros.
Eso no significa que todos los demás piensan igual o son igualmente peligrosos o radicales.

Desde luego, hay que unirse y evitar que grupos radicales (sobre todo armados) sigan creciendo y avanzando.

Pero tú como lector, como espectador debes de tener una cosa bien clara:
No te permitas deshumanizar a nadie solo porque no cree, no piensa o no hace lo mismo que tú.

Porque si ahora unos dicen no apoyar a los cristianos perseguidos por considerarse ateos o no religiosos están convirtiéndose en una extensión más de ISIS. Y no por una cuestión religiosa, si no por una falta de humanidad.
La indiferencia, la inacción también es una forma de complicidad, de asentir, de ir contra la humanidad que nos es común.

El 19 de septiembre de 1985 luego de un terrible sismo, la ayuda mundial llegó a México sin importar si los muertos o heridos creían o no en algo particular. El alimento, los medicamentos, las cobijas, la ayuda en general fue un abrazo de humanos a otros seres humanos.

El Señor Jesús habló claramente de que tenemos que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y que debemos hacer a otros lo que nosotros desearíamos que nos hicieran.
El cristiano no tiene ninguna instrucción para promover el odio, la venganza o la destrucción de otras personas. Al contrario, se le insta a orar por sus enemigos.
¿Qué debe orar? ¿Que sigan matando gente y destruyendo vidas? No, debe orar que Dios toque el corazón de esas personas y ayude a quienes sufren a causa de esas personas.

Pero aún si no eres cristiano, debemos extender la mano a quienes sufren. Crean, piensen o hagan algo diferente a lo que nosotros.
Eso se llama humanidad y nos es inherente a todos por completo.
No hablo de ecumenismo. Yo hablo de humanidad.

ISIS es un grupo radical que abraza conceptos extremos. ISIS no representa a toda la comunidad Musulmana del mundo del mismo modo que los Sionistas no representan a toda la comunidad Judía del mundo. Justo como el Black Power no representaba a todos los Afroamericanos del mundo ni como el Nazismo representa a todos los Alemanes del mundo.

Finalmente, no caigas en la trampa de atacar personas o cosas sin conocer los contextos enteros que les rodean.
Podrás no estar de acuerdo con ciertas creencias, prácticas o pensamientos. Eso es válido. Pero tu deber es amar y respetar.
Puedes alejarte o no compartir las mismas acciones. Lo que no debemos hacer es matar, herir, difamar, promover el ataque o abandonar a otros seres humanos cuando estos están en desgracia.

Piensa México, piensa.

MATERIAL ADICIONAL

1.ISIS visto desde un punto de vista geopolítico (más allá de su religión) 
http://mexico.cnn.com/videos/2014/09/09/isis-un-riesgo-para-el-medio-este

2. La guerra tal vez no siempre tendrá límites, la verdadera humanidad tampoco. Estas 42 fotografías así lo demuestran.
 
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